Albert Schweitzer nació en Kaysersbergen, Alsacia y Lorena (en ese entonces parte del Imperio Alemán y en la actualidad, de Francia) el 14 de enero de 1875. El pequeño Albert vino al mundo en un hogar lleno de influencia musical y sentido cristiano. Su padre Luis Schweitzer, era pastor protestante y su madre, hija de un organista famoso.
Como todo niño, deseaba alcanzar su vocación y ser útil a la humanidad. Realizó sus estudios de bachiller y luego, por tradición familiar, siguió los estudios de teología y filosofía de las Universidades de Estrasburgo, Berlín y París. Se doctoró el Filosofía en 1899 y se licenció en Teología en 1900. Ese mismo año se ordenó coadjutor de la Iglesia de San Nicolás en Estrasburgo, de cuyo seminario teológico fue rector un año después.
Ya por esta época comenzó a desarrollar una vocación de servicio orientada al prójimo. En 1904, a los 29 años, cayó en sus manos una revista misionera, con una frase que quedó grabada en Albert y fue el disparador para sus futuras acciones: “Faltan hombres de buena voluntad para ayudar a la gente en África”. Con 30 años cumplidos, decide ingresar a la Facultad de Medicina para cumplir con este pedido.
En 1912 contrae matrimonio con Elena Breslau. Tras finalizar sus estudios en medicina en 1913, tomó la decisión de trasladarse con su esposa a Lambaréné (República de Gabón, África) en donde estableció un hospital cerca de una misión ya existente y atendió a unos 2.000 pacientes tan sólo durante el primer año.
Como músico fue un organista reconocido en su tiempo y experto en la construcción de estos instrumentos. Adquirió prestigio en gran parte de Europa y sus conciertos convocaban a una importante cantidad de espectadores. La construcción del hospital en Gabón fue financiada con la recaudación monetaria de sus conciertos.
Cuando inició la Primera Guerra Mundial en 1914, Albert y Elena estuvieron confinados en su casa por ser ciudadanos alemanes en territorio francés. En 1917 fueron llevados a Francia. Allí Albert aprovechó para escribir Filosofía de la civilización, un tratado de ética en el que analizaba la decadencia de las sociedades modernas. En julio de 1918 se le concedió la libertad. Comenzó a trabajar como auxiliar médico y ayudante de vicario en Estrasburgo. En 1919 nació la única hija del matrimonio, Rhena Schweitzer Miller.
En 1924 volvió a Lambaréné. A pesar de numerosos obstáculos, dirigió la reconstrucción de su viejo hospital y lo equipó para cuidar a miles de africanos, entre ellos unos 300 leprosos.
Schweitzer pasó la mayor parte de su vida allí, atendiendo a millares de pacientes y tomando a su cargo el cuidado de centenares de leprosos. Además de actuar como médico y cirujano, ejerció como pastor, escritor de libros escolares, historiador y músico.
El mundo comenzó a hablar de Albert Schweitzer, llamándolo el “Apóstol de la paz”. En 1952 recibió el Premio Nobel de la Paz, cuyos fondos destinó íntegramente al hospital de Lambaréné.
La visión del mundo de Schweitzer se centró en la idea de Reverencia por la vida, el respeto por la vida como el principio más alto.
Su ética consistió en la obligación de demostrar la voluntad de vivir y en afirmar que en las circunstancias donde no se pudiera satisfacer esta obligación, no se debería caer en el derrotismo, puesto que la voluntad de vivir se renueva una y otra vez como resultado de una necesidad de evolucionar y de la espiritualidad.
Albert Schweitzer alimentó la esperanza en una humanidad consciente de su posición en el universo. Falleció el 4 de septiembre de 1965. Ese día en Lambarené, los tambores de la selva resonaron tristemente, “el doctor blanco ha muerto”. Tenía 90 años.
Compartimos unas imágenes del Hospital de Lambaréné en la actualidad.